23 de octubre de 2012

La locura de mi madre.



Mirando el reflejo de los arboles en el charco,
encontré el jardin magico y secreto donde habita el duende que esconde sus manos , fue un dia de abril, abril es especial, ocurren grandes eventos, florecen los arboles , regresan los pajaros de su migracion, es mágico..!!, .
Ese dia era como todos los demás, despues de hacer muchos pendientes cotidianos, me invitó mi hijo adolescente a caminar por el parque, el parque es muy grande, el mas grande que hay en la ciudad.
Está plagado de arboles de todo tipo, pinos, cipreses, moras, llorones, palmeras, y también una gran variedad de plantas. Cada una tiene un anuncio con su información, el nombre , el tipo de árbol y de que lugar del mundo viene, de ahí la importancia de este parque, cualquier persona puede disfrutar de él, así que cada tarde miles de personas caminan por la pista de loza, y algunos corren por la pista de graba roja,
respetando siempre el pasto verde que luce esplendido en el verano.
Pues ahi estabamos caminando por la pista de loza, mi hijo y yo llevábamos puestos los audifonos, no nos mirábamos, ni cruzabamos palabra alguna, ambos exortos en nuestros pensamientos, y escuchando cada cual nuestra musica favorita.
Pasaban de las seis de la tarde y el sol empezaba a esconderse, es cuando las sombras enpiezan a alargarse al pie de la figuras, y los aspersores de agua reciclada se prenden automáticamente para alimentar la flora del lugar... no falta algún que otro chorrito travieso, que empieza a encharcar la pista de loza,
por donde pasamos cuidándonos de no enturbiar la quietud del charco al pisarlo o salpicarnos los zapatos.
Mi atención se fijo en lo hermoso que se reflejan el cielo azul con sus nubes vaporosas de figuras extrañas, y el reflejo de las copas de los arboles en los charcos, aderezado con el sabroso olor a tierra mojada.
Rodeé el primer charco, brinqué el segundo mas pequeño, pero con el siguiente que me topé, paso algo extraordinario. Mi mirada bordeaba el reflejo de una nube con forma de tortuga que se movia perezosamente, cuando por la orilla del charco se asomó un duendecillo, vivaracho y sonriente, con ojos verde olivo, profundos y redondos, pero en un instante, desapareció..!!!!!... no era consciente de que me habia detenido frente a esa visión y con mi cara de asombro, me giré a ver a mi hijo, el también habia  cesado sus pasos esperándome, le pregunto con los ojos muy abiertos, ¿¿lo viste??, ¿tu también lo viste??, repetia sin parar, cuando el con un gesto de extrañeza contesta,
de que me hablas...??, que cosa viste..??,
....ese duende en el charco, lo viste??
ahi estaba, me miró fijamente, y luego desaprecio...!!!,
el chico levanta la ceja izquierda, y con un gesto de molestia, me dice ...que comiste..??
... y reanuda la caminata, yo atónita lo sigo, sin dejar de pensar en lo sucedido.
Para el proximo charco me pongo muy atenta , esperando que aparezca de nuevo ese personajillo de cuento , pero éste no aparece , y las ruedas de un triciclo maniobrado por un niño gritón, alborota el agua del charco, dejando dos surcos de burbujas, ...se perdieron todos los reflejos.
Terminamos de caminar , ...el suceso del duende se volvió un recuerdo fugaz.
Pasado un dia, regresamos al parque, es algo que hacemos a menudo, cada tercer dia vamos a caminar al parque; para entonces pensé que habia olvidado al duende, pero al presentarseme el primer charco , de inmediato lo recordé, y atenta a no enturbiar el agua, pasaba rodeandolos, disfrutando de sus hermosos reflejos, mientras escuchaba una melodia de violin, y en la nota mas aguda sentí una caricia de un viento fresco en mi mejilla. Miré hacia la loza , y en ese momento cruzaba por el medio de un charco,
pensé que me empaparia los zapatos porque parecia algo profundo, pero al contrario de alborotar el agua, ésta se mantuvo intacta como si fuera un espejo, el reflejo de los arboles se volvio mas nitido, mas fiel a la realidad, tan fiel que una de sus hojas en ese momento se desprendio y vino a dar a mi chaqueta, la tome en mi mano y levante la vista esperando ver el arbol real.
Al mirar a mi alrededor , ya la ciudad habia desaparecido, mi hijo, la gente, el ruido,
los coches de la calle , la calle, la loza, ahora todo era un lugar magico, lleno de vegetación y flores por doquier, el viento era mas cálido y mecia los árboles, me quedé sin habla, me quite lentamente los audífonos y escuché como los pajarillos cantaban alegres, en ese momento sentí que me tomaban del brazo, parpadeé  miré  un tanto asustada, era mi hijo adolescente, me miraba extrañado
que pasa mamá?.... preguntó....
mmm... nada hijo ..!! sigamos caminando ..!!
pude advertir que estaba de nuevo el ruido de los coches y el murmullo de viento cuando dialoga con los arboles , me puse de nuevo los audífonos y la .melodia del violin solo, siguió sonando ,
...ya conoci el camino al jardin del duende, lo visitare en otro momento